martedì 18 giugno 2013

Versos a la nada



Amontandos y de rodillas
pedían con sus manos mugrosas,
quesos, verduras
o frijoles, cualquier cosa.

Les habían dicho que
bajo el sol jamás tendrían
hambre; la flor
del bien llovería
si el voto, un don
de amor, regalaban
al maestre sala,
quien dice ser un hombre galante.

Revolución, palabra bella
es, amiga de las ideas;

el poder cuando entra
en conflicto o se besa
sexualmente con
quien lo ejerce, deja
y envía a putas
todas las bellas promesas.

Dudas se encienden, propaganda
promete, asegura, jura
sobre la tumba de sus padres,
jura por el pelo de la barba, como antaño
juraban los señores.

Propaganda ríe, no inspira
como la Musa antigua,
no revela los versos al que canta.

Aquel morboso político,
un jugoso pastel corta,
las cerezas dulces rojas
se colan sobre la tarta;
encima le meten la pumarosa
y el paladar goza del lujo.

Esto, después del pavo,
de las horneadas papas, con tomillo,
rosmarino, con aceto balsámico
han dibujado en los platos
que en un rato finirán en
la bandeja de jabón.

Sí, por fortuna han ganado
y rojas como las pasas
se han teñido las calles.

La sociedad estúpida celebra
pertenecer a algo, haber ganado,
como en el fútbol, beisból, poker:
vicios populares, deportes
que son religiones de tarados.

Perseguidos unos, persiguiendo otros,
no entendimos nada
mientras en el barrio arriba
los muertos los puso
la carencia general.