lunedì 10 dicembre 2018

Cosas de casa

Estás pintando las paredes de tu hogar. Entre los instrumentos, tienes un balde con agua donde metes las brochas llenas de pintura blanca, esta pintura se diluye y el contenido líquido, gracias a la saturación del pigmento, llega a parecer una leche espumosa y opaca que te permite sólo apreciar su superficie, por ende, cualquier cosa que esté en el fondo, está escondida a tus ojos. 
Mientras trabajas, de vez en cuando limpias las gotas de pintura que caen en el suelo con un paño húmedo, siguiendo un viejo concejo de tu abuela. Luego, metes el trapo en el agua y lo sacas de allí cada vez que lo necesitas.
Problema número 1:
El agua del balde, en general, la botas en el WC. La pintura no es tóxica, has pagado un montón por ella y ésta es una de las características especiales que tiene el producto.
Problema número 2:
Al terminar el trabajo, lavas las brochas en dicha agua, quitas el exceso de pintura de sus cerdas, las separas de lo demás y te diriges a botar el agua en el WC. Entonces, por un segundo, olvidas que el agua tiene dentro un trapo. Esto lo adviertes una fracción de segundo antes de que el paño caiga dentro y desaparezca entre las cañerías y bloquee todo, pero el agua viaja demasiado rápido, gracias a la gravedad y a otras fuerzas físicas que actúan allí, y ves delante de tus ojos cómo el trapo salta de entre la leche y cae sonoramente en el WC y la saturación del pigmento en el agua no te deja ver si está o no está en el fondo del sanitario.
Problema número 3 (que yo llamo "el paradigma del trapo de Schrödinger"):
En un impulso desesperado que dura la fracción de una fracción de segundo, imaginas las consecuencias y que tal estúpida acción te costará una llamada a un plomero, tiempo y dinero botado y grandes incomodidades; entonces piensas que la solución podría ser meter la mano en el WC y sacar el trapo antes de que éste desaparezca y, en otra fracción de fracción de segundo, evalúas otras opciones que se te presentan.
La primera es que la probabilidad de que el trapo esté escondido entre la leche, allí, en el WC, aunque no puedas verlo, es del 50%; por lo cual, meter la mano es justo y te ahorrará una serie de malestares, sin embargo, debes ser veloz para ser efectivo y, por ningún motivo, debes tirar la cadena hasta haberlo sacado.
La segunda probabilidad sería que el trapo no esté allí, que se haya ido por la cañería como un mensajero funesto de la fatalidad; por lo cual, meter la mano resultará un gesto inútil y una pérdida de tiempo, la exposición a un concepto muy desagradable y a un recuerdo aún peor. 
Prefieres arriesgarte y tu mano se mueve velozmente. Entonces comprendes mejor la paradoja de Schrödinger y todo esto sucede en tu mente en una fracción de tiempo que sería la mitad de la mitad de un parpadeo, y recuerdas que a menos que a ti mismo pruebes lo contrario, el trapo está allí y no está allí al mismo tiempo.